Hace poco se me presento la vivencia directa de ser contratada para revisar un expediente ya de por si muy avanzado, solo para “ver que se había hecho y podía hacer aun” y luego de que su abogado contractual de inicio renunciara por serios problemas de salud post covid 19. Y lo primero que debo de decir es que fue altamente energizante, gratificante realizar ese trabajo, porque volví literalmente a ser una estudiante universitaria con una gran diferencia años de ejercicio, que me permiten reinterpretar con la facultad de la discrecionalidad de acuerdo con el caso puntual y poder así plantear teorías del caso que pudieran ser aplicadas y sus escenarios puntuales.
Fue así como me devolví a mis clases de derecho civil especialmente de contratos, teoría de las obligaciones y hasta pase por el derecho comercial; donde hoy con la madurez del ejercicio profesional los interprete y aplique diferente, donde pude descubrir su viabilidad según mi objetivo y talvez quizás con su aplicación procesal cambiar el panorama del proceso. Pero lejos de hacerlo con la finalidad de perjudicar a la parte contraria o como se dice popularmente enredar el proceso, se llego a un fin más oportuno con su pisca de sabiduría; para poner a las partes procesales a cambiar su lenguaje, visión del proceso, etc: y quizás los involucrados entre ceder con cara de perdida poder bajo la figura de la conciliación y/o transacion terminar un proceso ejecutivo que esta rodando desde el 2018.
Contar mi experiencia no se trata de alardear, a lo mejor algunos así lo interpreten; sino muy por el contrario invitarlos a no caer en la trampa de decir “eso ya lo sé” porque ahí esta la oportunidad latente de que lo que creíamos resuelto se nos enrede y muy probablemente nuestra contraparte sagazmente lo note y por ahí nos venza en juicio.
No todos los procesos, juicios y actuaciones profesionales serán a nuestro favor, porque el ejercicio profesional no es mas que un juego de ajedrez con un margen de duda alto que no es mas que el juego del otro. Pero créanme que la satisfacción de los que a conciencia se hizo nadie no la va a quitar y cabe la gran posibilidad de que ese abogado contraparte podrá aplaudir y reconocer nuestro juego y lograr una alianza profesional futuro y solo el destino lo sabrá un amigo.
Por último, les hago la invitación a permanentemente retornar a nuestros códigos, libros, hoy avanzada jurisprudencia y al mayor de los gustos como lo es tomar un café con un gran amigo también abogado que les aseguro ese momento valdrá oro para toda la vida profesional que nos espera.
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